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LA OBSESIÓN POR EL FRACASO (PARTE I)

11/5/2021

Al paso del tiempo ha quedado suficientemente en evidencia cuales son los caminos más acertados para que un país se desarrolle favorablemente, sus habitantes tengan las mejores oportunidades, en un marco de libertad para que, a través de su esfuerzo y capacidad personal, puedan encontrar las vías para su realización y bienestar personal, sin ser preso de dádivas ni contribuciones que lo haga dependiente de gobiernos, que buscan a través de su manipulación, sostenerse en el tiempo, llevando adelante autocracias, en discordancia franca con los verdaderos valores y derechos de todo ser humano.

 

Aquel que no tiene una postura inamovible o intereses que lo comprometan con ideologías totalitarias, puede encontrar respuestas para la reflexión franca en una obra de éxito mundial: “¿POR QUÉ FRACASAN LOS PAÍSES?”, cuyos autores son los economistas Daron Acemoglu y James A. Robinson, quienes sostienen porqué algunos países son más prósperos que otros, ¿se debe a cuestiones culturales?, ¿a los efectos de la climatología?, ¿a su ubicación geográfica? No, en absoluto. Ninguna cuestión relativa a la prosperidad de un país está relacionada con estos factores, sino que proviene de otro mucho más tangible: la política económica que dictaminan sus dirigentes. Me pareció interesante relatar parte de un capítulo que nos señala con toda claridad cómo funcionan los sistemas y sus resultados:

 

LA ECONOMÍA DEL PARALELO 38. En el verano de de 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial tocaba a su fin, la colonia japonesa de Corea empezó a hundirse. Al cabo de un mes de la rendición incondicional de Japón el 15 de agosto, Corea fue dividida en dos esferas de influencia siguiendo el paralelo 38. La zona al sur de éste fue administrada por Estados Unidos y la del norte, por Rusia. La frágil paz de la guerra fría terminó en junio de 1950, cuando el ejército de Corea del Norte invadió Corea del Sur. A pesar de que inicialmente los norcoreanos hicieron grandes incursiones y conquistaron la capital, Seúl, en el otoño ya se habían retirado por completo. Fue entonces cuando Hwang Pyong Won y su hermano fueron separados. Hwang Pyong Won consiguió esconderse y evitó ser reclutado por el ejército norcoreano. Se quedó en el sur y trabajó como farmacéutico. Su hermano era médico, trabajaba en Seúl ocupándose de los soldados heridos del ejército de Corea del Sur, y fue llevado al norte durante la retirada del ejército de Corea del Norte. Fueron separados en 1950, y se volvieron a ver en 2000, en Seúl, por primera vez en cincuenta años, después que los dos gobiernos finalmente aceptaran iniciar un programa limitado para la reunificación familiar.

 

Como el hermano de Hwang Pyong Won era médico, acabó trabajando para la fuerza aérea, un buen trabajo en una dictadura militar. Sin embargo, ni siquiera a los privilegiados en Corea del Norte les va demasiado bien.

 

Continuará 19/11/21