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AFRONTAR LOS DESAFÍOS DE LA VIDA

6/26/2020

En el desarrollo de nuestra vida tarde o temprano tenemos que enfrentar situaciones difíciles. Es parte de ella y es inevitable. No está en nuestras manos controlar esas variables que pueden tomarnos por sorpresa. Como ejemplo, en estos últimos tiempos estamos sufriendo con todo rigor esta aseveración provocada por un virus pandémico, del que hace muy pocos meses atrás no teníamos la mínima idea acerca de su existencia.

 

En más de una oportunidad, nos encontramos solos, frontalmente enfrentados a situaciones graves e inesperadas, no podemos controlar esas variables, es cierto, pero si podemos educarnos y prepararnos para reaccionar de la mejor manera posible y aprender a enfrentar esas situaciones con serenidad y realismo.

 

Gracias a un trabajo de Giuliana Caccia, comunicadora social de la Universidad de Lima, quien a partir de una obra de Jim Collins titulada “Empresas que sobresalen”, nos brinda una historia que ilustra muy bien lo que quiero decir: El autor narra la historia de un almirante norteamericano, Jim Stockdale, que fue hecho prisionero durante la guerra de Vietnam. Estuvo ocho años en un campo de prisioneros, sometido a diversas torturas y lidiando a diario con la incertidumbre sobre su destino. Cada día podría haber sido el último. Finalmente, es liberado y termina investigando en la Universidad de Stanford en la que también trabajaba el autor del libro. Collins logra tener una entrevista con Stockdale y como preparación para su coloquio leyó un libro que escribieron el almirante y su esposa en la que narran los durísimos años de cautiverio que vivieron a la distancia e incomunicación. La lectura lo deprimió y cuando se encontraron le preguntó como había hecho para resistir la dureza y la perplejidad constante a la que estuvo sometido. Stockdale le respondió: “Yo nunca perdí la fe en el final de la historia. Nunca dudé, no solo de que saldría libre, sino al fin prevalecería”. Y avanzando en el diálogo añadió: “Esta es una lección muy importante. No hay que confundir la fe en que uno prevalecerá (la cual no se puede perder) con la disciplina de afrontar los hechos más crueles de la realidad, sean los que sean”.

 

A partir de ese diálogo con Stockdale, Collins cuenta que llegó a una enunciación fundamental: lo que distingue a las personas no es la presencia o ausencia de dificultades, sino como se enfrenta uno a las dificultades inevitables de la vida. Aplicada la enseñanza a su campo de investigación, que era el estudio de la grandes compañías, llegó con su equipo a formular lo que llamaron “La paradoja de Stockdale” que se formula así: siempre hay que conservar la fe en que uno prevalecerá sobre las dificultades que lo aquejan y al mismo tiempo, hacer frente a esos hechos duros y difíciles, sean lo que sean.

 

Volviendo a nuestra reflexión inicial, si algo podemos aprender de la historia de Jim Stockdale es que la mejor manera de prepararnos para los problemas o dificultades que se puedan presentar en nuestro camino es aprender a enfrentar los hechos descarnadamente. De nada nos vale minimizarlos, creándonos falsas esperanzas, y menos ignorarlos. ¿Cuántas veces hemos tenido la experiencia de posponer ese momento que sabemos va a ser difícil o incómodo simplemente para evitarnos el mal trago? Y nos damos todo tipo de explicaciones y alimentamos falsas esperanzas de resolución que en el fondo sabemos que no arraigan en la realidad. En ese sentido Collins le preguntó a Stockdale quienes fueron los que no sobrevivieron al cautiverio, y respondió sorpresivamente, los optimistas. ¿Cómo? Aquellos decían: “saldremos para la Navidad” y cuando no salían decían: “saldremos para Pascua”. Y así, año a año, hasta que cayeron en la desesperanza y murieron abatidos. Reconocer con realismo la realidad que tenemos al frente es, pues, el primer y fundamental paso para hacer frente a una situación difícil. Pero al mismo tiempo manteniendo una inconmovible fe en que superaremos esa situación y no permitiendo que las dificultades mermen la confianza en nosotros mismos.

 

Somos los únicos señalados para lo que nos toca vivir, también somos los únicos en elegir el camino a seguir para enfrentar cada hecho o situación que el destino determinó.

 

AK