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Notas de interes

TIEMPO DE ALIMENTAR NUESTRO LADO ESPIRITUAL

6/12/2020

 

Es de esperar que el encierro obligado, los miedos a nuestro alrededor, las noticias de que vivimos en un mundo vulnerable por enemigos invisibles, instituciones conducidas por ineptos, economías que se desmoronan sin posibilidad de contención y la sensación de que el espacio entre la vida y la muerte es un hilo más delgado del que alguna vez imagináramos, seguramente nos inducirá a pensar más en profundidad en aquellos valores, aunque no olvidados, pero si postergados por estar abrumados de situaciones impensadas. No es difícil imaginar que en los próximos tiempos la pobreza y la desigualdad social traerán un cuadro de situación por demás dificultoso, siendo la necesidad de activar la solidaridad y la respuesta humanitaria a la altura de la nueva y acuciante realidad.

 

A la espera de que alguna vez nos expliquen en que pensaban los diferentes gobiernos de turno, para que hoy podamos exhibir más de cuatro mil villas y asentamientos en el país, con sus millones de habitantes que viven en las peores condiciones a las que pueda ser sometida el ser humano, siendo además los ámbitos ideales para la generación de la delincuencia, la prostitución y el narcotráfico. Alejados de la alimentación adecuada, la salud, la educación, los valores de la familia, el derecho y la motivación para crecer y progresar a los que debe de tener acceso toda persona, consumiendo su vida con la dádiva de un Estado esclavizador, que lejos de sanar esta tremenda herida para un país, suele auto titularse como solidaria y comprensiva, sin tomar reales medidas correctivas a fin de evitar su irrefrenable crecimiento.

 

Lo que las clases políticas y los dueños del poder piensan y hacen, se distancia cada vez más de lo que los ciudadanos de a pie vemos y sufrimos. Las únicas herramientas propias con las que contamos son aquellas que puedan servir para acompañar de algún modo a quienes sufren carencias de contención, elementos básicos para su vida cotidiana y fundamentalmente el apoyo espiritual para alejarlos de los pensamientos de abandono y soledad, hay infinitos modos y caminos para ello. Un niño sin padres, un abuelo sin familia, un indigente o una mujer golpeada, necesitan de nosotros para abandonar el estado de desinterés e indiferencia que los circunda. Quienes tienen la fortuna de no sufrir carencias, sin que nadie sea dueño de crearle imposiciones, simplemente desde una posición humana, deben llevar su mano a quien necesita de ella, de forma directa, voluntaria, sin intermediarios, creando un espacio de sensibilidad llenando de gozo dos corazones. Es el tiempo para ello.

 

AK